El 14 de octubre presentaron en Sevilla su cortometraje 'El Mal Fario', una obra que contempla los miedos y las ambiciones de la tercera edad, desde una perspectiva joven y flamenca.
¿Se puede ser demasiado joven para dirigir contenido audiovisual de alta calidad? Álvaro Briones y Gabriel Fabro intentan demostrar que no, presentando el 14 de octubre 'El Mal Fario' en el Círculo Mercantil de Sevilla. Los codirectores, de 23 y 25 años, realizan este cortometraje en colaboración con José Juan Hurtado, diseñador sevillano y ganador de la Semana Internacional de la Moda Flamenca 2024, que engalana este proyecto con sus atrevidos y flamencos diseños. Una exploración de la suerte y los miedos con tintes de moda, arte, costumbrismo y sevillanía que pone el punto de mira en las personas de la tercera edad, dejando ver su arrepentimiento y su temor al cambio. Álvaro y Gabriel, apasionados del audiovisual y amigos, se inspiran en nuestra tierra para plantear una narrativa arraigada con toques cómicos que exploran en 'El Mal Fario'.
A la pregunta sobre el origen del cortometraje, Álvaro Briones nos cuenta que José Juan y su colección 'Jurdeles' son el centro del proyecto, de principio a fin. "Surge por la curiosidad tanto de José Juan Hurtado, como la mía de hacer algo juntos, su estética me encantaba. Él nos dio completa libertad de hacer lo que quisiéramos". A su lado, su codirector le da la razón y añade: "Si a eso le sumas nuestra fascinación por la estética española, surge 'El Mal Fario'. Todo eso con un mensaje, un mensaje universal. En el sentido de que el dinero a veces te trae cosas buenas, pero también te da miedo la posibilidad de que algo cambie".
En cuanto preguntamos por los principales referentes, Gabriel menciona a grandes del audiovisual como C. Tangana en su videoclip 'Cuando Olvidaré' o Almodóvar en algunas de sus películas. "Nos inspiran mucho, pero también bebemos mucho del costumbrismo y los clichés españoles. Queríamos representar este concepto de arriésgate desde la mirada de una persona más mayor, ya que hubiera sido mucho más cliché desde el punto de vista de una persona joven. Además, parece que una persona de 20 años te diga vive la vida no es tan poderoso". Álvaro lo apoya y añade: "También nos hemos fijado mucho en conversaciones de la vida cotidiana. Lo que hablaban las señoras mayores en los estancos, en las administraciones de lotería…".
Una de las grandes incógnitas era: "¿Por qué Sevilla?" A lo que responden coincidiendo: "Es muy simple, estaba todo aquí. Los contactos estaban todos aquí, la estética estaba toda aquí. Además, los pueblos de la zona en los que rodamos, Arahal y Paradas, tenían muchísimo arte y encanto. Habría sido un producto totalmente diferente si hubiera sido en Madrid... y en Londres ya ni te cuento. Aunque no descartamos futuros proyectos en los que mezclemos un poco esa cultura londinense con el costumbrismo español que tanto nos gusta".
También coinciden en cuanto preguntamos por la división y delegación de roles. Ambos se apoyan y coinciden: "Absolutamente todo lo que ves en pantalla lo hemos hecho nosotros y hemos sabido coordinar bien los roles. Sí que ha habido divisiones en algunos momentos, porque el tema más técnico, cámara, micro… era más Álvaro. El tema de dirección era más Gabriel, él se encargaba de hablar con las actrices y de que las líneas estuvieran bien dichas".
El Mal Fario explora el miedo en muchas facetas y, por supuesto, no podíamos evitar preguntarles por los miedos de sus codirectores. Álvaro interviene y se abre sobre el proyecto: "Mi mayor miedo con este trabajo es que la gente no conecte, porque al final son muchas horas de trabajo y esfuerzo. Aun así, estoy ansioso de escuchar críticas porque siempre hay espacio para mejorar". Gabriel comparte ese miedo y añade: "Es algo muy personal para nosotros. Nos vemos muy reflejados en el proyecto, entonces, si no les gusta, siempre está ese miedo de sentir que no les gustamos nosotros".
Álvaro y Gabriel se estrenan como directores en este cortometraje y, siendo tan jóvenes, abordamos esta cuestión, que responden de manera simultánea: "Ha sido algo que hemos convertido en un estilo de vida precioso, tanto en estética como en frases. Ha sido una experiencia estresante en ocasiones, pero que nos ha apasionado mucho".
En cuanto a la proyección en el tiempo de 'El Mal Fario', Álvaro va más allá y habla de representación personal. "Yo creo que visibilidad, pero también que nos conozcan de nuestra manera más auténtica. Ya tengo muchas ganas de que se me conozca por esto. El objetivo final es difundirlo, que la gente lo vea y que conecte". La sentimentalidad aflora en las palabras de Gabriel, que se emociona hablando del proyecto. "Hasta ahora solo hemos hecho proyectos de universidad... que igual te gustan mucho y estás orgulloso de ellos, pero que no te aportan tanto como un proyecto personal. Y esto es algo que es puramente nuestro, es como si hubiéramos cogido nuestro corazón y lo hubiéramos puesto en un cortometraje".
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